Ayer era el día clave para la «oficialización» de la independencia catalana, los ojos del mundo estaban puestos en el Parlament: aproximadamente mil periodistas –358 de otros países– solicitaron acreditación para estar en la comparecencia de Carles Puigdemont, presidente de Cataluña.
LA FANTASÍA CATALANA SE CAE COMO CASTILLO DE NAIPES - FOTO: NACIÓN 321

«Durante años mis amigos independentistas dieron la impresión de actuar con el astuto encanto de quienes desean separarse de España a condición de no lograrlo».

Juan Villoro

 

Ayer era el día clave para la «oficialización» de la independencia catalana, los ojos del mundo estaban puestos en el Parlament: aproximadamente mil periodistas –358 de otros países– solicitaron acreditación para estar en la comparecencia de Carles Puigdemont, presidente de Cataluña.

La idealización independentista de esta región española surgió cuando Cuba logró deshacerse del yugo español, el 20 de mayo de 1902; sin embargo, fue hace cinco años cuando inició el llamado proceso soberanista con la manifestación del Onze de Seyembre del 2012.

Pareciera que la lucha rindió frutos el pasado domingo 2 de octubre con la realización del referéndum, pero vaya decepción. De acuerdo con el Padrón Municipal de Habitantes la población de Cataluña hasta el primer día de esta año asciende a 7 551 285 habitantes, y de ese total ni la mitad salió a votar. Eso sí, de los que depositaron su papeleta en las urnas el 90 por ciento está a favor del acto secesionista.

Aunado a esto es necesario señalar que este ejercicio democrático a medias –por lo señalado en el párrafo anterior– no tiene sustento legal, por lo que lo que ocurrió ese día fue más una encuesta que un acto oficial. La identidad y el orgullo catalán parecen ser el único sustento de este movimiento, son más intenciones y manifestaciones de ideales que una posibilidad real de separación.

Con esto de por medio resulta risible que Rajoy –con rasgos que recuerdan al mismísimo  Franco– salga a declarar tanta barbaridad sin necesidad, porque si el referéndum no procede legalmente entonces qué coño significa tanta brutalidad policial y represión.   ­

Volviendo con Puigdemont, el funcionario salió con una hora de retraso y con un documento distinto al que había acordado leer. Sí declaró la independencia pero optó por «congelarla» mientras se avienta una charla con el gobierno español.

Cataluña vive momentos difíciles en el ámbito social, por lo que en palabras de Juan Villoro –de ascendencia catalana– Puigdemont se escuda en una «fantasía» para ocultar «su inoperancia». Aquí aplica el famoso «divide y vencerás»; mejor que se pongan a chambear porque la fuga de capitales ya inició y cada día se suman más empresas.

Acá los más defraudados fueron los catalanes que ansían, sin mucho fundamento legal, ser un país independiente y tener su propia bandera. Porque ellos salieron a partirse la cara y defender sus ideales mientras que su pusilánime presidente dijo «voy pero no voy» porque en el fondo sabe que no puede ir y que ha alimentado una experiencia onírica.

 

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