Investigadores del Colegio de México revelan la verdad sobre cárcel de Piedras Negras.
Penal de Piedras Negras era un centro de operación de Los Zetas: Univisión

Investigadores del Colegio de México revelan la verdad sobre cárcel de Piedras Negras.

En el penal de Piedras Negras, se desaparecían cuerpos, se ocultaba a secuestrados y se hacían uniformes militares, refiere informe de Aguayo y Dayán.

 

El día de hoy se presentó en el Colegio de México el informe «El yugo Zeta, Norte de Coahuila 2010-2011», elaborado por los académicos e investigadores, Sergio Aguayo y Jacobo Dayán, quienes exhiben al penal de Piedras Negras, Coahuila, como centro de operación del cartel de «Los Zetas».

De acuerdo al informe, el Centro de Reinserción Social (CERESO) de Piedras Negras se convirtió en una pieza fundamental del cartel. Altos dirigentes «zetas» eran ocultados en él cuando operativos federales acudían a la entidad; víctimas de secuestro habrían sido escondidos en el penal hasta el momento de su rescate; por si fuera poco, además de la venta de drogas y extorsiones a internos, el documento señala la utilización de las instalaciones federales como campo de  exterminio de rivales, reclutar sicarios y torturar y desaparecer cadáveres.

La investigación de Aguayo y Dayán está documentada en la información obtenida por la Fiscalía General de Coahuila, destacan las declaraciones de 11 miembros de «Los Zetas», 49 internos, 21 custodios y 18 empleados del CESERO.

Dentro del penal existía el puesto de «Jefe de cárcel», este se encargaba de que todo dentro del CERESO estuviera tranquilo y la venta de droga se realizara sin contratiempos, de acuerdo a su declaración, citada en el informe, fungió en ese «puesto» de 2009 a 2012. Mientras tanto un interno que laboraba en el taller de hojalatería y pintura, señaló que dichas instalaciones eran utilizadas por el cartel para modificar automóviles, a fin de ser utilizados para transportar droga. «Fueron un chingo y de todas marcas y modelos», refiere el documento.

Otras utilidades del CERESO a favor del grupo criminal, refieren la utilización del taller de costura para la fabricación de uniformes militares y fundas para sus chalecos antibalas, mientras tanto en el taller de soldadura se confeccionaban estrellas y picos para ponchar llantas.

Aunque en 2011 la Comisión Nacional de Derechos Humanos afirmó públicamente que la prisión se encontraba bajo el control de los internos, los gobiernos federal y estatal no hicieron nada para atender el caso. «La cárcel era un enclave que jugaba un papel importante en el esquema de negocios de los Zetas, y el Estado Mexicano subsidiaba las operaciones criminales», dijo Jacobo Dayán.

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