Del olvido al no me acuerdo
Del olvido al no me acuerdo

A más de tres meses para que asuma su cargo, AMLO no tiene claro el camino que seguirá en términos de seguridad.

AMLO ha propuesto una serie de foros en los cuales se busca que la ciudadanía proponga soluciones para enfrentar al crimen organizado.

Seguridad y justicia, dos temas fundamentales para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador han sido pretexto para que muchos soliciten el apoyo al tabasqueño, con la finalidad de tener respuesta a un peregrinar de años en la búsqueda de una verdad que permita conocer el paradero o el destino de sus seres queridos.

La urgencia que gira en torno a la inseguridad nacional ha derivado en los dichosos Foros para Pacificación y Reconciliación, en los cuales los miembros del próximo gabinete no se enfrentan a propuestas, sino a reclamos, historias y catarsis.

En su afán por querer atender todas y cada una de las demandas del país, Andrés Manuel termina por no atender ni una. Su día a día se disuelve entre la transición «ordenada y eficaz», el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), el Tren Maya, su relación con la Iniciativa Privada, la visita de altos mandos de otros países y, por supuesto, los foros.

Lo que el poeta y activista Javier Sicilia entiende como una moda, López Obrador lo ha convertido en una afrenta, una mal entendida y mal abordada. Mientras que el primero ha vivido en carne propia el arrebato de un hijo por la inseguridad, el segundo se jacta de tener la posibilidad de prescindir del Estado Mayor Presidencial durante su mandato.

En varios foros se ha establecido la pregunta en torno a si los familiares de víctimas de la inseguridad estarían dispuestos a perdonar, ante ello, las respuestas son indirectas: las historias de madres y padres de familia que buscan a sus hijas, hijos, hermanos, etc. ¿Cómo lidiar con tal angustia y desesperación?

Pedir el perdón es ambiguo e injusto, tan injusto como quien transita por las calles huyendo de la Policía Federal, el Ejército o la Marina a sabiendas de que han sido localizados y señalados por asesinar, violar, secuestrar, o bien, por cultivar, fabricar y traficar droga.

El mismo López Obrador abundó en su campaña presidencial que una de las urgencias del gobierno sería acabar con la desigualdad, hecho que él indicó como uno de los principales problemas de seguridad en México, explicando que la pobreza lleva en algunos contextos a la búsqueda de ingresos mediante el narcotráfico.

No obstante, la creación, metodología y temática de los foros contrasta con la idea planteada en dicha instancia, en donde se toma en cuenta todo, menos la aniquilación de la pobreza.

El mismo Alfonso Durazo, propuesto como próximo titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), quien dice conocer la administración pública, además de haber realizado un análisis minucioso en torno a los problemas que atraviesa nuestro país, no infravalora el cargo que asumirá a partir del primero de septiembre, pero tampoco conoce la dimensión del problema que AMLO hereda.

Los foros van de mal en peor, al punto de que el mismo José Manuel Mireles, exlíder de las autodefensas en Michoacán, menospreció el evento realizado en La Huacana, el cual denunció por su carencia de toda formalidad. Y así seguirán los foros hasta que López Obrador entienda que la situación exige instituciones sólidas y trabajo confiable, no un perdón que sugiera el «borrón y cuenta nueva» en la lucha contra el narco.

Foto: César J.G.

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