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Ambos gobiernos acordaron combatir «la tiranía» en Venezuela.

El secretario de estado de Estados Unidos también sostuvo un encuentro con el canciller de Brasil.

Los primeros días del periodo presidencial de Jair Bolsonaro han tenido, entre sus actos más relevantes, la reunión que sostuvo con Mike Pmpeo, secretario de estado estadounidense, quien viajó a Brasil para estar presente en la toma de protesta del derechista.

Ambos mandatarios tuvieron un encuentro en el Palacio de Planalto. «Ha habido una larga tradición en Brasil de elegir a presidentes que por alguna razón eran enemigos (de Estados Unidos). Ahora es todo lo contrario, somos amigos», externó Bolsonaro tras la plática con el funcionario de la Casa Blanca.

Ernesto Araújo, canciller de Brasil, también se reunió con Pompeo pero en el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. Al respecto el funcionario brasileño refirió que ambas naciones se encuentran trabajando en la búsqueda de «un orden internacional diferente». Además, Araújo señaló que el gobierno de Bolsonaro colaborará con todos aquellos que busquen luchar «contra la tiranía» de Nicolás Maduro.

Por otro lado, después del encuentro en Itamaraty, Pompeo indicó: «tenemos una oportunidad de trabajar juntos contra esos regímenes autoritarios», en alusión a Nicaragua, Cuba y Venezuela.

Según fuentes presidenciales, Bolsonaro le aseguró a Pompeo que Brasil saldrá del acuerdo migratorio de la Organización de las Naciones Unidos (ONU) pues, considera, violenta la soberanía de la nación, mismo argumento que presentó Washington cuando decidió no suscribirse. En este sentido, es preciso recordar que en diciembre pasado el expresidente Michel Temer ratificó la adhesión del país sudamericano en la Asamblea General del organismo.

Primeros decretos cuestionados

Ya como presidente, Bolsonaro ha tomado una serie de decisiones que han recibido varias críticas. Los indígenas y la comunidad LGBT ya mostraron su desacuerdo con la aprobación de las disposiciones referidas.

El mandatario brasileño le dio atribuciones totales al Ministerio de Agricultura sobre los destinos de las tierras indígenas y los poblados de descendientes de esclavos fugitivos, territorios conocidos como quilombolas. Integrantes de la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) ya se movilizaron para protestas, aseguran que este decreto «prácticamente destruye toda la política indigenista brasileña».

Por otro lado la comunidad LGBT le había solicitado al nuevo Ministerio de la Mujer, de la Familia y de los Derechos Humanos tomar medidas en pro del reconocimiento de los derechos de los grupos que la conforman, sin embargo, Bolsonaro excluyó tales peticiones.

 

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