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Orgía deportiva

El sábado Raúl Jiménez le anotó al Chelsea y llegó a cien anotaciones en su trayectoria profesional. Un día después, López Obrador cumplió cien días como presidente. La coincidencia en el número me hizo recordar que el hoy presidente de México propone la «Cuarta transformación» del país y, por qué no, la relacioné de forma arbitraria con la «Cuarta transformación» que vive el delantero mexicano. No pretendo comparar situaciones ni elevar el deporte a un sitio que no le corresponde, sino simple y llanamente hacer un juego de palabras para abordar la evolución del futbolista.

Primera transformación. Independencia. Pudo conseguir lo que pocos jugadores de las fuerzas básicas del América: ser titular indiscutible con el primer equipo. Desde ese momento le dijo al mundo del futbol que tenía aptitudes y actitudes. Porque regularmente los mexicanos que se forman como profesionales en el club de Coapa suelen tener pocas oportunidades, entre el negocio de las contrataciones y la urgencia de los técnicos por dar resultados, los jóvenes pagan el costo y no se les da la confianza ni se les tiene la paciencia que reciben otros.

Si mantenerse en el primer equipo es difícil, sobresalir entre las figuras extranjeras lo es más. Y él lo logró. Raúl se liberó de cargas y presiones para conseguir algo que no se estila mucho en el futbol nacional. No solo fue llegar, sino demostrar que podía ser consistente y que la fama y los reflectores no le moverían las prioridades a un joven que apenas superaba los 20 años.

Segunda transformación. Reforma. Llegó un momento en el que la liga mexicana le quedaba chica, su nivel sobresalía cada partido por lo que Europa se situó como el siguiente destino. Un amistoso entre América y Atlético de Madrid propició que Raúl se fuera a España, la amistad entre Antonio Mohamed y Diego Simeone influyó mucho; sin embargo, el llamado Cholo se llevó al delantero no solo por la recomendación. El tiempo demostró que Jiménez no estaba listo para las exigencias que implicaban un desafío tan grande como era pelearle de tú a tú a Barcelona y Real Madrid.

Aquí su trayectoria tomó un vuelco determinante. Durante su estancia en Madrid el agente portugués Jorge Mendes le compró al Atlético el 50 por ciento de su carta. Si bien deportivamente su camino no era el mejor, este cambio le beneficiaría bastante. Su nuevo representante lo ubicó en el Benfica, en un aliga menor como la portuguesa en la que tuvo más minutos y mejores actuaciones. No se consolidó pero demostró que tenía calidad y un gran hombre de negocios a su espalda que representa entre otros a Cristiano Ronaldo y José Mourinho.

En Portugal Raúl se sintió importante, si bien nunca tuvo la titularidad era de las primeras opciones de cambio para el entrenador. Sus registros son discretos, anotó 30 goles en los tres años que estuvo en Lisboa. Pero Mendes y su alcance en el mercado europeo lo situaron en la Premier League.

Tercera transformación. Revolución. Raúl llegó al Wolverhampton (club en el que militan más de diez jugadores representados por Méndez, además del técnico) y en lo que va de la temporada ha mostrado su pronta adaptación al futbol inglés. El delantero es titular y tiene una gran técnica que le permite jugar fácil y rápido, además cuenta con un buen físico, situaciones que ha sabido aprovechar.

En la isla Raúl lleva 30 partidos y 12 goles, algunos de ellos han sido importantes, representando puntos importantes para un equipo que esta temporada subió a la primera división. Sin embargo, aún se encuentra un escalón debajo de los mejores de esa liga como Agüero, Lukaku, Sala y Kane. Ahora depende de él dar este paso, consolidarse con los Wolves, ubicarse en el top ten de anotadores de la Premier y, en uno o dos años, dar el salto a un club con aspiraciones de título. En nuestro país el presidente no le ha puesto nombre a su cuarta transformación, y con razón, éste se lo debe dar la historia. Pero si Jiménez se anima, nosotros ya tenemos el título para la suya: Potencia mundial.

Por: Gustavo C.

 

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