La plaza del ajolote
Línea presidencial

Me canso ganso

La plaza del ajolote

De qué sirvieron los debates, las posturas encontradas y las promesas del presidente Obrador respecto al mando civil de la Guardia Nacional (GN), si al final de cuentas las políticas de «Me canso ganso» y el «pueblo sabio tiene la razón» seguirán tomando las decisiones importantes para el país.

No solo sorprendió el anuncio del presidente, también indignó que se siga apostando por un mando militar (en activo) al frente de la GN, una iniciativa que no garantiza el cese a la violencia, tampoco entrega altas esperanzas para la protección de los mexicanos y, peor aún, amenaza con dar continuidad a las violaciones a los derechos humanos.

De qué sirve, señor presidente, tener un gabinete, una oposición (ridícula o no) y un Congreso de la Unión, si al final de cuentas, sus palabras, sus acciones y sus políticas les pasarán por encima, como una máxima que no deberá ser cuestionada, pues —por si ya lo olvidaron— «el pueblo sabio» le entregó el poder a usted.

De poco (o nada) sirven las simulaciones, las ternas inventadas y lanzadas al Senado, cuando será usted quien por dedazo —al más viejo y puro estilo del PRI— elegirá a los funcionarios públicos que habrán de aplaudirlo; tampoco nos sirve la mesura cuando los discursos de odio emanados desde el norte del continente superan sus nulas políticas migratorias.

Peor aún, de nada nos sirve saber que en la construcción del NAIM hubo corrupción si jamás se castigará a los culpables, porque su política es de no persecución; de qué (jamás nos cansaremos de preguntar) nos sirve un gobierno que pretenda gobernar para todos, cuando las minorías exigen ser escuchadas; de qué nos sirve su silencio cuando lo que se buscan son posturas que tomen la delantera en un país que lleva años queriendo (al menos en el discurso) ser progresista.

Le recordamos señor Obrador que el «pueblo sabio» como usted lo nombra, no solo le entregó el poder para sacar al PRI de la presidencia, eso sucedió con Vicente Fox; a usted se le encargó (de manera tácita) la obligación de dar voz al pueblo silenciado y censurado por décadas de una política económica en beneficio de unos cuantos.

Por eso, cuando Fox y Calderón le solicitaron protección, no solo nos sentimos molestos, sino indignados, pues ambos personajes (junto a Peña Nieto) poco hicieron para garantizar a la sociedad eso mismo que ahora reclaman. Desampararon a millones de mexicanos que esperaban un cambio, que se tragaron la idea del nuevo PRI, que apostaron por un «combate al narcotráfico»; queríamos ver, entonces, al líder (moral) del país haciendo frente a dos de los sujetos más repudiados de la historia moderna.

Nada de eso pasó, pues su furia y sus descalificativos solo van dirigidos para aquellos que no comulgan con usted, sean pobres, maestros, ricos, políticos, priistas, panistas, conservadores o periodistas. La 4T algo cambió —de eso no cabe duda—, ahora ese cambio amenaza a todos por igual, bajo la consigna de atender al llamado de la línea presidencial.

Por: Ernesto Jiménez

HOY NOVEDADES/LIBRE OPINIÓN