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Los vecinos de la zona reclaman acciones de fondo por parte de las autoridades.

Hace dos meses el gobierno de la capital clausuró algunos aserraderos y decomisó materiales, no obstante, no se hizo nada para erradicar la tala. 

El Ajusco se ha convertido recientemente en uno de los lugares en donde ha proliferado la tala clandestina y la deforestación en la alcaldía Tlalpan, así lo aseveraron activistas y habitantes de esta demarcación, quienes señalaron que las autoridades locales tienen conocimiento del hecho pero no implementan acciones para combatir el problema.

Uno de los vecinos compartió con el diario Reforma que por las noches un grupo armado llega en camioneta y tala los árboles más gruesos para comercializarlos; además, compartió que el hecho de que estos sujetos porten armas imposibilita la intervención o reclamo de los habitantes.

El vecino de Tlalpan acotó que las autoridades capitalinas realizan «operativos pero en otros lados, porque aquí no». En este sentido se ha advertido la presencia de miles de troncos a un costado de la carretera, en donde se ponen a secar para posteriormente moverlos; cabe referir que según los habitantes de la zona no hay autoridades en la zona boscosa, lo que deja expuestos los árboles ante los comerciantes.

El gobierno de la ciudad, encabezado por Claudia Sheinbaum Pardo, implementó hace unas semanas un operativo en el que se aseguraron algunos lugares de la carretera Picacho-Ajusco (alrededor de 24 aserraderos improvisados) en donde se procesa la madera; en esa ocasión se decomisó maquinaria y herramienta; sin embargo, no se hizo nada por combatir la tala ilegal en esta zona.

Algunos expertos en materia ambiental han referido que, si se continúa con esta práctica que atenta contra uno de los principales «pulmones» de la capital, podrían aparecer consecuencias irreversibles como la presencia de enfermedades causadas por la contaminación así como cambios en la temperatura.

 

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