Ayotzinapa. Desinformémonos - La verdad que siempre sabrá a mentira
Ayotzinapa. Desinformémonos - La verdad que siempre sabrá a mentira

Este fin de semana fueron liberados 24 sospechosos del caso Ayotzinapa

Los acusados fueron liberados debido a que declararón que sus testimonios fueron obtenidos bajo tortura.

Además de la liberación de El Gil, cuyo nombre verdadero es Gildardo López Astudillo y quien era uno de los principales sospechosos en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, este fin de semana fueron liberados otros 24 policías municipales implicados en el caso.

De acuerdo con la FGR, la libertad de todos ellos se debe a que dijeron ser víctimas de tortura con tal de obtener sus confesiones para declararse culpables del crimen contra los estudiantes. Y mientras tanto, los padres de los normalistas siguen sin tener paz.

A pesar de que la actual administración creó la llamada Comisión de la verdad, organismo que se encarga de investigar única y exclusivamente el caso de los jóvenes presuntamente quemados en un basurero de Cocula, todavía no se cuenta con una línea de investigación que apunte a los responsables de tal asesinato, por lo cual resulta grave, por no decir nefasto, que mientras los presuntos culpables del caso quedan libres al por mayor, los padres de los normalistas no tengan ni siquiera un mínimo suspiro de justicia.

Además, en caso de que las acusaciones de tortura sean ciertas, más grave todavía resulta el hecho de que la FGR esté obteniendo las confesiones de esta manera, ya que independientemente de que se viola los derechos humanos de los acusados –y lo cual genera que queden libres–, esto también quiere decir que se puede estar enviando a inocentes a purgar los crímenes de otros, pues siendo sinceros, qué hombre no confesaría un delito que no cometió con tal de parar el dolor infligido a su cuerpo.

Lo anterior solo puede significar algo, y eso es que ni la sociedad ni los padres de los 43 van a obtener una respuesta clara en este caso, una verdad que resulta todavía más dolorosa que la llamada «Verdad histórica» y, en caso de llegar a un resultado definitivo en la resolución de este caso, las conclusiones no serán satisfactorias para nadie, pues entre la pereza e hipocresía de la policía, la desconfianza de la gente hacia sus instituciones y la pérdida de hijos que nunca van a regresar, nos dan todo el derecho de sospechar hasta de la verdad más concreta.

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