«Un golpe de Estado es militar, no civil-policiaco», Javier López.
Evo Morales aterrizó en un México de protestas, rezago económico y violencia

«Un golpe de Estado es militar, no civil-policiaco», Javier López.

La renuncia de Evo Morales y su llegada a tierras mexicanas sirvieron como una «cortina de humo» que aparta la atención de los mexicanos de los problemas económicos y sociales de la 4T.

Tras el incremento de las protestas sociales para exigir la renuncia de Evo Morales a la presidencia de Bolivia, el exmandatario renunció a su cargo y solicitó asilo político en México; algo que el canciller Marcelo Ebrard le propuso para salvaguardar su integridad y seguridad física.

Sin embargo, para el académico de la Universidad La Salle, Javier López, el ofrecimiento de asilo político y la posterior llegada del exmandatario a México, no son más que «una cortina de humo» para desviar la atención de algunos de los problemas que enfrenta la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, tales como la inseguridad, la violencia y el poco —por no decir nulo— desarrollo económico durante su (casi) año de gestión.

«Después de más de 13 años en el poder y con una cuarta elección totalmente maquillada, ya no fue posible que Evo se mantuviera en la presidencia»; no obstante, refiere el catedrático, no se puede hablar de un golpe de Estado como lo definió el canciller Ebrard, pues de ser así: «tanto Evo Morales como toda su familia ya estuvieran muertos».

«En este caso se trató de una presión social apoyada por la policía, si hubiese sido golpe de Estado, en automático, el Ejército toma el mando y, de inmediato, lo ejerce, como una dictadura militar. Ya era una dictadura —civil digamos—, Evo Morales era una dictadura, pero, de cualquier forma, un golpe de Estado es totalmente diferente a lo que sucedió».

Justo cuando Evo llegaba a México, expolicías federales y agentes de la SSC se enfrentaban a las afueras del AICM.

Cabe resaltar que tanto la política interior como exterior de la llamada cuarta transformación (4T) mantiene ciertas semejanzas con algunos regímenes latinoamericanos, para ejemplificar bastan la reciente visita del presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, y el actual asilo político ofrecido a Evo Morales; gracias a esta «similitud de ideologías», el Gobierno de México aprovechó —así lo considera Javier López— para desviar la atención de los problemas que verdaderamente competen al pueblo mexicano.

Aunque es cierto que la administración del presidente López Obrador ha optado por una política social —no socialista— bien aceptada (hasta cierto punto) por el grueso de la población, también es cierto que el nulo crecimiento económico y la ola de violencia en gran parte del territorio nacional están generando una fuerte presión sobre la 4T, misma que se está transformando en protestas sociales que se irán incrementando en la medida en que los mexicanos comiencen a resentir las carencias en sus bolsillos. 

Si bien las protestas en México difícilmente llegarán a los niveles de Nicaragua, Venezuela o Bolivia, para el Dr. Javier López es importante el mensaje del pueblo boliviano al mundo entero, pues una sociedad organizada, con el apoyo de otra fuerza (en este caso la policial), puede llevar a cabo movimientos que «beneficien a su propio país».

«Lo de Evo Morales va a ser un respiro importante para la 4T y con esto se matizó (un poco) la problemática de que el FBI ingresó al territorio mexicano para apoyar en las investigaciones del caso Lebarón».

Por: Ernesto Jiménez

HOY NOVEDADES/MI MÉXICO