Aquellos que aceptan la derrota y reconocen sus errores son los más sabios, aquellos que se aferran a su verdad son necios que cavan sus tumbas.
En política abundan los necios, incluso cuando se dan cuenta de su error, prefieren seguir culpando a los demás, pues en ellos no existe la humildad de reconocer que se pueden equivocar.

El Seguro Popular claramente necesitaba mejoras, un reordenamiento y sobre todo una limpieza profunda de las malas prácticas en las que había caído pero, ¿era realmente necesario eliminarlo de tajo? ¿Era realmente necesaria la incertidumbre en la que miles de familias se encuentran ahora?

La parte discursiva y mediática respecto a la creación del Insabi es casi intachable, el mensaje a la población de un servicio de salud gratuito y de calidad atrae, ¿quién podría estar en contra de que cada mexicano pueda acceder al sistema de salud? Con su slogan «ni seguro, ni popular» se dio el banderazo con el que se inició, quizá, el mayor error presupuestal en materia de salud y que podría desencadenar una catástrofe en la atención medica de millones de mexicanos.

«El seguro popular no era perfecto, jamás nos vamos a atrever a decir que sí… pero, creo que había una sólida base» mencionó en entrevista el exsecretario de Salud, Salomón Chertoriviski, el Seguro Popular permitía la atención de segundo y tercer nivel para 53 millones de mexicanos que no estaban en los regímenes del IMSS, ISSSTE, Sedena, etc., era al menos la base financiera que permitía la atención médica urgente de miles de mexicanos y que ahora solo conocen la incertidumbre.

Esperamos que seamos nosotros quienes tengamos que reconocer nuestras fallas por no concordar con las medidas drásticas y sin planeación que se hicieron desde el Gobierno federal; de no ser así, esperemos que la 4T tenga la humildad de reconocer y rectificar sus errores.

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