El sol de México - El olvido de la inmediatez
El sol de México - El olvido de la inmediatez

Durante los últimos días, México se ha sumido en un odio (y de cierta forma una unidad) a causa del terrible caso de la pequeña Fátima, una niña de apenas 7 años de edad que fue secuestrada, violada y posteriormente asesinada.

El caso, totalmente deplorable, causó una gran indignación en todo México, pues tanto en redes sociales como otros medios de comunicación, se lanzó una campaña nacional para encontrar a la mujer y el hombre responsables de la muerte de Fátima.

Así, durante una semana, este caso ha sido el alimento perfecto para las noticias pero también una ruta perfecta para liberar el odio y el hastío que la sociedad tiene contra el crimen; pues ciertamente Mario y Giovana (presuntos secuestradores y asesinos de la pequeña) han sido los receptores de insultos e improperios por parte de todo México, como si ellos fueran los peores monstruos habidos y por haber.

Y sí, si es que ellos son los culpables, ciertamente no hay otra palabra para describirlos que esas: monstruos. Sin embargo el caso de Fátima no es ni el primero ni el último que ocurrirá de este tipo. Basta con recordar el caso de la bebé de cinco meses de edad que también fue secuestrada y asesinada en estos días.

El caso de esta bebé fue igual de perverso y ruin que el de Fátima (y hasta podría decirse que más atroz por cuanto más joven era la caso recién nacida), con la diferencia de que no resultó tan mediático como este último. Prácticamente quedó en el olvido apenas se supo de ella.

Eventos como este también hacen recordar al macabro pero también ridículo (por su resolución) caso de Paulette, cuyo cadáver todo el tiempo estuvo en la misma cama donde se realizaron entrevistas y reportajes respecto a su supuesta desaparición.

Paulette tampoco fue la primera ni la última niña asesinada en dudosas circunstancias y cuyo caso quedará sin resolver, sólo tuvo la (mala) fortuna de ser lo bastante mediático como para captar nuestra atención en ese entonces.

Sólo queda esperar porque toda esta atención valga la pena y ayude a resolver estos tristes casos pero, sobre todo, que el próximo caso mediático (porque, desgraciadamente, seguro habrá otro en un futuro) no nos haga olvidar los anteriores.