Mucho se dijo sobre la protesta del portero de León Rodolfo Cota, quien saltó a la cancha con una playera en protesta a los más de 10 feminicidios ocurridos diariamente en el país; aunque la imagen solo fue visible al término del partido, el asunto no pasó desapercibido por la Comisión Disciplinaria.

El cuerpo de una mujer ensangrentado que simulaba la figura del país (México) fue la estampa que Cota decidió usar para protestar, sin embargo, a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) no terminó por gustarle dicha acción y ya se preparaba una suspensión de hasta tres juegos y casi medio millón de pesos en multa.

Ante la presión en redes sociales y el apoyo de otros equipos (varoniles y femeniles), trascendió que la Comisión Disciplinaria no castigaría al guardameta, aunque (claramente) violaba los estatutos del reglamento del futbol mexicano: «no habrá sanción ni investigación al ser un tema muy sensible», difundió un medio deportivo.

El mensaje de Cota es una clara evidencia de que el problema está trascendiendo el orden de la política nacional y que ciertas disciplinas, históricamente masculinas, comienzan a interesarse en promover una cultura de respeto en un país que lo necesita en demasía.

Lo lamentable es que la FMF tenga que esperar al escrutinio público para definir una ruta de acción que, por demás, estaba clara: no castigar la protesta de Cota y enviar un claro mensaje en contra de la violencia de género.

Quizá haga falta recordarles a los directivos de la FMF que dos mujeres fueron encontradas sin vida en el Estado de México; que el futbol femenil no se acerca —ni un poco— a los beneficios, sueldos y apoyos de su contraparte varonil en México; que históricamente el futbol contribuyó en muchos sentidos a fomentar una cultura machista en varias generaciones de familias mexicanas.

Por lo anterior, no solo resulta vergonzoso sino insultante, que se pretenda deslindar la cultura del futbol de la violencia de género en el país; debería aprovecharse que el mensaje llega a millones de espectadores que (quizá) siguen sin darse cuenta que los fines de semana se gritan tantos goles como mujeres asesinadas en México.

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