Freepik - Su nombre era Fátima
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El cadáver de Fátima fue encontrado en una bolsa de basura

Se habla de robo de órganos, de encubrimientos y enfermedades mentales.

Su nombre era Fátima, una niña de apenas siete años de edad quien, a su corta edad y en tan sólo unos días, sufrió mucho más de lo que seguramente tú o yo hemos sufrido o sufriremos en esta vida. Lo que esa niña vivió y pereció sólo puede ser descrito como el horror puro; un horror tan vergonzoso de describir que cala.

No bastando con la noticia de su secuestro el pasado viernes (día en que su mamá no pudo llegar a tiempo por ella a la escuela, y al parecer motivo suficiente para que la primaria Enrique Rébsamen la entregara a la primer persona desconocida), el día de ayer se informó que el cadáver de Fátima fue hallado dentro de una bolsa de plástico.

Y aunque en un principio se dijo que el cuerpo presentaba signos de tortura, lo más ruin se supo cuando el tío de la niña informó que varios órganos habían sido removidos del cadáver de Fátima.

¿Podríamos hablar de un feminicidio? Tal vez no, pues en este caso no se cumplen los parámetros para ello. Sí, se asesinó a una niña y por ende a una mujer, pero tomando en cuenta que hubo secuestro y muy probablemente tráfico de órganos, en este caso el asesinato no podría ser catalogado como violencia de género (al menos, claro, hasta que se demuestre lo contrario).

¿Esto aminora el crimen, la indignación, el coraje y la impotencia? Claro que no. Al contrario, el hecho de que algo tan atroz le haya ocurrido a un niño sólo aviva el horror; horror hacía el gobierno, horror hacia las autoridades, horror hacia la sociedad; horror hacia el género humano.

Por desgracia y como suele suceder, conforme se revelan más detalles sobre el caso el mismo se vuelve más monstruoso y confuso. Por un lado ya se habla de un sospechoso (que en su haber ya habría cometido otros crímenes y supuestamente está protegido por las autoridades); por otro se dice que los padres de Fátima sufren de ciertos trastornos mentales.

Sí, esto apunta a lo obvio: en los días siguientes veremos una serie de contradicciones, de sospechas, de señalamientos, de conspiraciones y demás que, en el mejor de los casos, harán que el asesinato de Fátima pase a segundo término al poner a la sociedad vs la sociedad; en el peor, quedará en el olvido (una muerte más en este país)…como siempre.

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