Ante la sordera de las autoridades mexicanas para hacer frente a la violencia de género en el país, miles de mujeres (principalmente, aunque esperamos que no sean las únicas) volverán a tomar las calles, plazas públicas y vialidades del país para exigir: 1) alto a la violencia machista; 2) justicia para todas las víctimas; 3) no revictimización de las mismas; 4) alto a la filtración y morbo en los medios de comunicación, entre una interminable lista de pendientes en materia de equidad de género.

Por su puesto será la Ciudad de México el epicentro de las protestas, aunque no será la única sede, será en Reforma, Juárez, Zócalo y Universidad donde miles saldrán a exigir al Gobierno hacer algo, pues sí, las están matando, como hace 10, 15, 20 años —muchos más—, con una crueldad atroz, con una saña inhumana y con la complacencia de un sistema judicial risible e ineficiente.

Una vez más serán sus voces las que resuenen con mayor fuerza en el corazón de la metrópoli, ante un Gobierno mudo, pues no hay justificaciones que valgan o promesas que nos creamos a estas alturas; gritarán para intentar despertar a una sociedad que sigue inerte pese al avance incontrolado de la violencia.

Es necesario mencionar que también habrá desmanes (cómo no), encapuchadas que romperán las manifestaciones y exigirán con más furia el cese a la violencia de género. A ellas también habrá que escucharlas y no dejar que la causa pierda su foco.

Mañana se protestará por un caso que despertó a otro puñado de mexicanos, quienes se sintieron indignados, ofendidos y enojados por la filtración de información; mañana serán más de los que protestaron en la última manifestación y eso deberá significar que el movimiento avanza, añade integrantes y encausa sus protestas a quienes no quieren entender que en México, en su prensa y su Gobierno, hay algo que está enteramente podrido.

Mejor día no podría haber, 14 de febrero, cuando los enamorados deambulen por la Ciudad de México, en busca de la cita perfecta, miles (quizá millones) gritarán «Alto a la Violencia de Género». Ojalá unos cuantos sean alcanzados por la empatía que México necesita.

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