«El mundo ya no es como antes, Charles», rezaba aquel meme del 2017 en alusión a la cinta de Logan, el cual, se usó al exponer el cambio en la forma de ver situaciones actuales que en el pasado eran mal vistas y que ahora son socialmente aceptadas o viceversa. En efecto, el mundo ya no es como antes…ahora es más sensible.
Aunque es de aplaudirse y reconocerse la lucha contra el racismo, la desigualdad y la violencia de cualquier tipo, toda esta corrección política se va transformando a pasos agigantados en una nueva discriminación; misma que la mayoría de las veces la practican quienes en un inicio buscaban una «igualdad» y erradicar ciertos hábitos, costumbres y dichos.
Claro, tampoco faltan quienes sólo nadan junto a la corriente de lo correcto ya sea por ignorancia, por creerse más justos y mejores o, en el peor de los casos, para ocultar sus pensamientos y actitudes discriminatorias del pasado (y del presente).
¿Ejemplo de estos últimos? Tomemos el caso de Bárbara de Regil, quién fue vilipendiada tras grabar un video con un filtro que le oscureció la piel, a lo que la actriz comentó, sorprendida y casi indignada «ay, no, qué prieta».
Bueno, ahora preguntémonos: ¿cuántos y cuántas de quienes se ofendieron con tal expresión, no han usado la palabra prieto(a) para ofender a alguien más? ¿Cuántos otros no se han incomodado al ver una fotografía suya donde se ven más morenos (prietos) de lo que son? (incluso pidiendo a gritos que la borren a quien la tomó); ¿cuántos prefieren ser morenos apiñonados antes que prietos? Peor aún ¿cuántos se ofenden cundo alguien los llama prietos(as)?
Claro que la palabra no tiene nada malo en sí, pues depende del significado, el tono y la connotación que se le dé. Después de todo, si alguien se ofende por ser prieto, es porque le hemos dado a tal grado de tez morena un significado soez. Lo hipócrita aquí, es ver cómo una figura de la vida pública es tachada como un monstruo por una sociedad que prefiere ser morena oscura/clara antes que prieta.
Pasemos con «Chimibebé», el youtuber que desde sus inicios se ha manejado con un humor negro y tan ácido que ha llegado a ofender, aunque esto es precisamente parte de su éxito y carisma entre sus seguidores. El influencer contó con la «mala suerte» de ser invitado a un foro contra el racismo, evento que fue cancelado por el Conapred tras recibir miles de quejas contra Chumel al ser tachado de clasista, sexista y racista.
En efecto, Chumel suele burlarse de la clase baja, haciendo chistes sobre su condición social y forma de vivir, al grado de escribir cosas como «En mi grupo de whatsapp de cochinadas (todos tenemos uno, ni se hagan) mandaron una porno de una morra bañándose y lo que más me prendió fue que tenía agua».
¿Ofensivo? Sí ¿Gracioso? También ¿El problema? Lo dijo Chumel, pues de escuchar bromas similares entre amigos o conocidos, la mayoría ríen y hasta le entran al «tren del mame». México es un país donde su gente de clase baja gusta de burlarse de otros más «jodidos», y sí, es esa misma clase baja la que se burla de la gente fifi, aunque parece ser que cuando los clichés, las burlas y los estereotipos vienen de los pobres hacia los ricos, entonces la ofensa y el humor negro está bien y para nada ofensivo.
Además, ¿qué caso tiene crear un foro de debate dónde sólo hay opiniones iguales y ninguna réplica o contraparte?
Ahora, entre lo de Chumibebé y la de Regil, está de sobra mencionar que todas las bromas pueden ser ofensivas, pero definitivamente, no todas las ofensas deben escudarse bajo el pretexto de ser bromas.
Y mejor ni entrar con la censura a Lo que el viento se llevó, una película de más de 80 años retirada momentáneamente de un servicio de streaming debido a las quejas «por fomentar el racismo y la esclavitud». Que si no se sabe comprender el contexto histórico de una obra y los cambios que ha habido desde entonces, pues falta poco para quedarnos sin cine, después de todo, ¿qué película no es sexista, racista, fomentadora de estereotipos y políticamente incorrecta en estos tiempos llenos de hipócritas y sensibles?
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