La Jornada
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La ira del pueblo de Beirut resurgió tras la enorme explosión del puerto luego de saberse que los funcionarios en la capital libanesa ignoraron advertencias anteriores sobre un arsenal de productos químicos relacionados con el accidente.

Se trataría de un envío masivo de fertilizantes agrícolas que durante años estuvo varado en el puerto de Beirut sin seguridad alguna. El material llegó a Beirut en un barco de propiedad rusa en 2013.

El barco, llamado MV Rhosus, estaba destinado a Mozambique, pero se detuvo en Beirut debido a dificultades financieras y nunca más volvió a salir de esa zona.

Respecto a esto, se han dado a conocer correos electrónicos y documentos públicos de la corte, en los cuales se asegura que los funcionarios sabían sobre un envío de miles de toneladas de nitrato de amonio que había sido confiscado por las autoridades libanesas y almacenado en un almacén en el puerto durante los últimos seis años, ante lo cual no habían actuado.

La crisis económica de Líbano, sumado a que la explosión pudo deberse a una negligencia del gobierno, ha reavivado la frustración de la gente que durante los últimos años ha vivido en una situación de gran corrupción en su país, además de un aumento del desempleo, incremento de precios y una depreciación de su moneda.

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