Hasta este 19 de abril, la Ciudad de México contabilizó un total de 628,622 personas contagiadas de la COVID-19 desde que empezó la pandemia, mientras que ya registró 31,942 defunciones a causa de la enfermedad.

A nivel nacional, el nuevo coronavirus afectó a 2, 304,096 mexicanos, con 326,624 de ellos actualmente activos y 212,228 fallecidos, mientras que 1, 765,244 personas ya se ha recuperado.

Y aunque por desgracia la enfermedad sigue cobrando vidas, parece ser que finalmente se tiene una esperanza de superar la pandemia en la capital, pues de acuerdo con el informe de exceso de mortalidad publicado el domingo 18 de abril por el gobierno capitalino: «el exceso de mortalidad diario promedio del mes de abril muestra una reducción de 92% con respecto a su punto más alto registrado en enero pasado».

Esto quiere decir que, de las muertes estimadas por mes, en enero se excedió el límite por 467 defunciones en promedio, mientras que para abril se redujo a 38 en promedio con corte al 10 de abril. Una mejor notica es que durante tres días consecutivos (6, 7, y 8) de abril no hubo exceso de mortalidad.

Gracias a esto, el semáforo epidemiológico de la capital está a medio punto de pasar del nivel naranja al amarillo, lo que significaría una alerta media de contagio, contrario a lo que se esperaba tras las vacaciones de Semana Santa, donde los más pesimistas aseguraron una tercera ola y la vuelta al semáforo rojo.

Claro, esto no significa que se ha ganado la batalla contra la pandemia, sino que debemos tomarlo como una mera advertencia y una prueba de contención, pues la irresponsabilidad o el optimismo en extremo, que suelen desatarse en el mexicano al más mínimo indicio de mejoría, todavía puede llevarnos a un nuevo punto crítico de contagios.

Y aunque todavía falta mucho, la vacunación en adultos mayores y próximamente en personas de 50 a 59 años, nos acerca cada vez más a la libertad que al encierro. Quizá, no como un milagro, pero sí antes del tiempo estimado, podamos imitar a Israel, que al haber vacunado al 53 % de su población le permitió  volver a salir a las calles, dejar el uso del cubrebocas y el retorno a las clases presenciales.

Bastante difícil de lograr, pero quizá lo consigamos.

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