El Financiero

Aunque ya son diversos los países que han tomado represalias económicas y de otra índole contra Rusia por su actual invasión a Ucrania, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha decidido mantenerse tibio ante la situación, no sancionando de ninguna manera al Kremlin.

Sobre las medidas en contra del país invasor están, por ejemplo, y entre las más severas, el desconectarlo parcialmente de la Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales (SWIFT), que es el principal sistema de mensajería que utilizan los bancos para realizar pagos transfronterizos rápidos y seguros, por lo que Rusia no puede ingresar dinero del exterior.

En el mundo deportivo, importantes marcas como Adidas retiraron su patrocinio de la selección rusa, e incluso la FIFA prácticamente expulsó a su combinado nacional del mundial de Qatar 2022.

También, empresas dedicadas al entretenimiento como Sony, Walt Disney y Warnes Bros. prohibieron el estreno en ese país de importantes películas, como lo es la reciente The Batman, que llegaría a sus salas de cine este fin de semana.

Claro, otras medidas como el cierre del espacio aéreo a vuelos privados y comerciales registrados o controlados por el gobierno de Vladimir Putin también están en marcha. En el mundo cultural hasta se expulsó de la Filarmónica de Múnich al director de orquesta ruso Valery Gergiev.

Pero por el lado de México no se ha tomado ninguna acción por parte del Gobierno, ya que al contrario, Obrador asegura que se predilección al diálogo por la paz antes que a cualquier sanción económica o de otra índole. Por otro lado, también ha dicho que no aprueba la invasión a Ucrania.

Algunos han celebrado la decisión de AMLO al no interferir directamente con las decisiones de Rusia; otros, por el contrario, han pedido que el mandatario tome acciones diplomáticas o al menos condene severamente en palabras el proceder bélico de Rusia.

Lo cierto es que, siendo sinceros, condenar verbalmente los hechos es un apoyo moral, sí, pero poco o nada ayuda a que se dé marcha atrás a la invasión. En el otro extremo, las medidas políticas, diplomáticas, económicas y demás que se lleguen a tomar contra Rusia podrían causar más daño, pero, ¿quién saldría más afectado?

Se estima que en México operan casi cien empresas rusas como Lukoil, que tiene un contrato de exploración y extracción de crudos con Pemex; o Gazprom, dedicada a la explotación de gas, y la aerolínea Aeroflot.

La inversión rusa en el país latinoamericano se estima en unos 132,6 millones de dólares, mientras que el comercio binacional alcanza a unos 2.473 millones de dólares, según datos oficiales. Asimismo, de Rusia se importan abonos minerales o químicos nitrogenados, aluminio, productos intermedios de hierro o acero sin alear, caucho sintético y algunos alimentos, y se exporta a ese país automóviles tipo turismo, partes y accesorios de vehículos, aparatos eléctricos de telefonía o telegrafía, matas de cobre, cerveza de malta, entre otros productos.

Hay potencias que pueden darse el lujo de cortar relaciones con otras a manera de sanción. ¿México será una de ellas, o es que en verdad sólo se busca mantener una buena relación con todos los países?

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